A veces los grandes cambios empiezan con una tabla.
Sí, una tabla de cortar.
Porque una noche, mientras picaba cebolla para la cena de mi hija, pensé:
“¿Y si esto que parece tan práctico no es tan bueno?”
Había leído (y quizá tú también) que las tablas de plástico son “más higiénicas”, “más fáciles de limpiar”, “más modernas”.
Pero también había leído otra cosa:
Que liberan microplásticos, que esos microplásticos pueden acabar en la comida, que se rayan y acumulan bacterias que no se ven… y que yo estaba cocinando ahí, con toda la fe del mundo, como si nada.
Y me cabreé.
Porque nadie me había contado esto antes, porque me vendieron que el plástico era limpio y práctico. Y me lo creí.
Pero ese día dije basta.
Empecé a cambiar cosas. Pequeñas. Pero potentes.
Como mi tabla de cortar.
Ahora uso una de bambú preciosa que tengo en mi tienda.
Resistente, natural, sin tóxicos.
Y sí, la cuido como se merece: con agua, jabón suave y secado inmediato. Nada de lavavajillas.
Luego vino el spray de limpieza
Ese multiusos que huele “a limpio”, pero en realidad huele a químicos que se cuelan en cada rincón del hogar.
Y yo limpiando la trona, los juguetes, la encimera, el suelo… pensando que lo hacía bien.
Hasta que leí la etiqueta.
Y vi esa palabra tan inocente: “Perfume”.
Un término tan vago como peligroso.
Porque cuando un producto dice “perfume”, no sabes qué lleva. Puede contener cientos de sustancias químicas camufladas, muchas de ellas sospechosas de ser disruptores endocrinos, alérgenos o contaminantes ambientales.
Y me pregunté:
👉 ¿Cómo puede algo tan tóxico estar tan normalizado?
Ahora limpio con un solo spray.
Uno que me da tranquilidad, que no me da miedo tocar, ni a mí ni a mi hija.
Uno que huele a hogar, no a laboratorio.
¿Quieres saber cuál uso?
Está en el Pack Limpia Bonito: incluye el pulverizador de cristal, las etiquetas bonitas y el toque consciente que necesitas para empezar.
¿Y los estropajos?
Otra trampa.
De plástico, con colores fosforitos y muy monos…
Hasta que los usas tres veces, se degradan y sueltan trocitos que van directos al agua.
(A veces, hasta con olor raro incluido).
Ahora uso esponjas vegetales.
Y mi fregadero está más limpio, más bonito y más sostenible.
Lo importante no es hacerlo todo perfecto
Sino empezar. Por donde sea.
Cambiar tu tabla. Tu spray. Tu forma de ver las cosas.
🌬 Abrir las ventanas cada día.
🔍 Leer etiquetas con calma.
🚫 Desconfiar del “perfume”.
🍃 Respirar sabiendo que tu hogar está más limpio… de verdad.
Si estás empezando, empieza por lo más fácil
No hace falta tirarlo todo. Ni volverte experta en toxicología.
Empieza por una decisión:
La de cuidarte un poquito más cada día.
Y si te apetece dar ese paso, en mi tienda tienes productos que te lo ponen muy fácil:
🛒 Ver tabla de cortar de bambú
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Gracias por estar al otro lado, por querer cambiar las cosas, por creer que sí se puede.
Nos vemos en Instagram, como siempre, en @nelyta.es